Me gradué en Psicologia en la Universidad y sigo y seguiré continuamente formándome. Actualmente trabajo con la palabra en sesiones individuales entre otros colectivos con el de bailarines, además de continuar ininterrumpidamente desde 1997 dirigiendo grupos de pedagogía del movimiento a la vez que recibiendo alumnos en sesiones individuales.
Mi propuesta actual es volcar todo ese conocimiento del mundo del ballet junto con el trabajo como psicóloga en orientar y ayudar a los jóvenes bailarines, quienes han elegido una profesión bellísima…y muy dura. La danza es un arte intenso que exige mucho, muchísimo, y tiene sus características y avatares específicos. Temas como las dificultades con la imagen corporal, lesiones que se repiten en momentos de estrés psíquico, percepción de presión excesiva, dudas, temores, sensación de que el tiempo corre,
muchas veces lejanía del hogar para poder seguir formándose en edades tempranas…
La propuesta es ofrecer un espacio, en sesiones individuales, para hablar de aquello que hace sufrir buscando las soluciones singulares de cada uno, no hay soluciones estándares. Un mismo malestar que se exprese en síntomas similares puede no tener nada más que la forma de exteriorizar el sufrimiento en común con otros, pero causas diferentes y por tanto soluciones diferentes en cada sujeto.
Podemos comentar algunos de éstos temas:
Por ejemplo, la imagen corporal que creo que es un tema estrella en ésta profesión.
Los bailarines vivimos, viven pendientes del espejo, de como se los ve, de cómo ellos mismos se ven, perciben su imagen muy variable. Por momentos se ven bien, otro día ya no. En el vestuario antes de clase:” me pongo éste maillot, no, me lo quito , hoy me queda mal, me pongo algo encima así me escondo, no mejor una faldita o unos calentadores”…” que si estoy más gordita, que si me han dicho algo sobre mi físico, que me parece que me miran juzgándome”…que las dietas! Y desde demasiado pronto…la imágenes de cuerpos Ideales en las redes, que están trucadas, fotoshop a tope!…Etc Etc Etc. Una preocupación excesiva, a veces obsesiva que lleva a sufrir por el propio cuerpo, pensando que estamos mal hechos. Y es que siempre nos veremos mal si nos comparamos con un IDEAL.
El problema está entre otras cosas en el ambiente que según la época, el país, la compañía de ballet en la que se trabaje o la escuela de ballet en la que se estudie a veces potencia ésta insatisfacción con el propio cuerpo. Digo épocas porque si miráis imágenes de hace años los cuerpos de las bailarinas eran más cuerpos de mujer. Luego vino mucho cuerpo excesivamente delgado. También está la ola musculosa, exageradamente fibrada, muchas veces sostenida por sustancias que lo posibilitan. La presión sobre un cuerpo ideal para la bailarina es grande, más aún que para el bailarín.
También la danza requiere unas condiciones sobre unas proporciones, una flexibilidad articular un pie determinado, etc
Pero además de la presión del ambiente de la profesión, está la singularidad de cada uno.
Y los ideales de cada uno. Ese ideal corporal que más allá de las imágenes de Instagram es inconsciente para cada persona. Con igual presión, no todos sufren igual, no todas se obsesionan y terminan con conductas alimentarias arriesgadas. Ahí va el sujeto uno por uno. Quien sufre por su imagen corporal y eso le complica disfrutar de la danza es bueno y recomendable que consulte, que pueda tener una orientación y un acompañamiento para no llegar a problemas que cuando se cronifican pueden muy complicados.
Demás está decir que estos problemas surgen con fuerza en la pubertad, con el empuje pulsional, las hormonas a tope, los cambios que eso produce en la forma del cuerpo y como cada adolescente ha de aceptar esos cambios. En esta etapa se juegan muchas cosas, que pasa con la sexualidad, como se vive ser mujer o ser hombre, la elección sexual. Ahora vivimos un época mucho más libre, menos mal, pero no deja de ser un tema que afecta a cada persona y que cada uno ha de resolver. Y que toca al cuerpo y mucho!
Otro tema son las lesiones, me refiero a lesiones que se repiten, y en momentos clave, audiciones, funciones… Más allá de lo físico, que se minimiza con una buen técnica, buenos profesores, buenos suelos para bailar, buen calzado, etc. A veces encontramos lesiones que aparecen en el momento menos indicado, cuando por fin parece conseguirse aquello por lo que tanto se luchó. Y uno se agarra la cabeza por su mala suerte, “porque a mí me pasa esto”!... en ocasiones hay que ver qué conflicto se juega en ese quiero pero mi cuerpo no responde como quisiera. ¿ Porqué el “malpaso”? qué puede estar jugándose para el joven bailarín? También esto genera sufrimiento y amerita que en estos casos se consulte para poder ver qué es lo que está ocurriendo, si las expectativas son muchas, o son de otros, papas y mamas, profes etc. Y si el adolescente está con dificultades para sostener su deseo en medio de la presión. También aquí una consulta es muy recomendable.
Fijaos que en todos los casos hablo de la implicación del bailarín en lo que le hace sufrir, mas allá de la dureza y de las exigencias de la profesión. No todo es “culpa” de las exigencias de la danza, los porqués de cada joven bailarín en su problemática son la llave para poder trabajar sobre una búsqueda de soluciones para atenuar, apaciguar y muchas veces resolver el problema.
Es una profesión que está también marcada a fuego por el factor tiempo. Se empieza muy pronto, han de dejarse cosas de lado ,dejar la casa familiar en ocasiones demasiado pronto, alejarse para hacer la propia vida en edades tempranas. El tiempo también pone presión. Los padres se preocupan por el futuro de los hijos…Cómo apaciguar, tranquilizar, darse tiempo a comprender qué pasa cuando aparecen las problemáticas de las que hablábamos. Es un desafío. Pero se puede hacer mucho, y vale la pena.
No se pueden cambiar ciertas exigencias del ballet, algunas sí, y es bueno que se haga, ya que a veces hay un punto de inhumano en los que se pide, el famoso ”sacrificio” del bailarín , bailarina. Pero fundamentalmente lo que sí podemos hacer cuando se sufre es trabajar con eso particular, singular de cada uno que en algún momento ya no se puede controlar con la fuerza de la voluntad. Aquello que “es más fuerte que yo”…es el momento de escuchar y trabajar sobre ello.
Muchas gracias.
* Charla con jóvenes bailarines, padres, madres y profesores en 2019 en YBA
.jpg)
Orientación y acompañamiento a jóvenes bailarines*
Ante todo me presento: me llamo Claudia Guidotti Guinchan, soy pedagoga de movimiento, psicóloga y ex bailarina, si se puede decir así, ya que la danza se lleva siempre en el cuerpo y en el alma, de alguna manera.
Empecé a tomar clases de ballet relativamente tarde, a los 12 años. A los 18 por concurso abierto entré a formar parte del cuerpo de baile del Teatro Argentino de La Plata, el segundo coliseo lírico de Argentina, país donde nací y en el que viví la mitad de mi vida. La otra mitad la llevo vivida de éste lado del Océano Atlántico. Dejé de bailar por un accidente en escena que me complicó una vértebra en una gira con la Kibbutz Dance Company, compañía contemporánea israelí a la que pertenecí durante un corto período luego de mi marcha de Argentina. Después de aquello me dediqué a enseñar ballet a niños y adolescentes durante un tiempo. El interés por el conocimiento del funcionamiento del cuerpo sin separarlo del funcionamiento psíquico, la idea de un acercamiento global al ser me llevó a formarme en diversas disciplinas. En París con Therese Bertherat durante tres años con quien aprendí la Antigimasia método con el que trabajé y aun trabajo, estudié Naturopatía, masaje reflejo, seguí seminarios durante muchos años del método Feldenkrais, de Rolfing y de Stretching postural global. Continúo mi formación actualmente en ESITEF Movement Therapy.